Uno de los axiomas de la comunicación en Teoría de la Comunicación humana de Paul Watzlawick es que “no se puede no comunicar”. Es desde allí que casi me veo obligada a escribir este blog.
El Brief Therapy Center™ funciona en Palo Alto, California y también en el DF de México y Paraguay . Estamos ofreciendo un Diplomado, del cual participan colegas de 10 países de América Latina y España e inevitablemente la conversación del inicio de clases tiene que ver con la pandemia. ¡Es el contexto en el que estamos inmersos! Varios parientes de nuestros colegas han sido víctimas de la enfermedad y hemos intentado acompañarlos desde la distancia en lo posible. Es en algunas de estas conversaciones que me ha llamado la atención cuánta gente está viniendo a Estados Unidos persiguiendo la vacuna contra el COVID porque hay una escasez en sus países. Más allá de comparar cuál vacuna es de mejor marca, la visión sistémica posible está a flor de piel.
En los Estados Unidos se ha hablado acerca de la equidad en la distribución de la vacuna. Los habitantes más pudientes recibieron su vacuna antes. No tenía tanto que ver con la edad de la persona pero mucho más importante era cuál seguro de salud uno podía pagarse. Si se era empleado y el seguro era mejor, la vacuna llegaba antes. Si tenías que pagar tu seguro médico de tu propio bolsillo, la empresa más cara milagrosamente recibía más dosis del preciado líquido, aún si eras un ‘trabajador de primera línea’ pero con peor seguro médico. Aquí un artículo en inglés que habla del tema. Febrero, 2021: “la desigualdad es llamativa: en Woodbridge, donde el ingreso medio de los habitantes es de $138, 320/año, el 19.3% de la población se había vacunado antes del 4 de Febrero, de acuerdo con los datos del departamento de salud de Connecticut. En Ansonia, donde el ingreso medio de los habitantes es de $45,563/año, solo el 7.1% había recibido la primera dosis”, dice este artículo.
Hay otros factores que pueden explicar el porcentaje más bajo en otros estados también. En los alrededores del área de la bahía donde vivo yo, los habitantes indocumentados tienen miedo de que, si aparecen para recibir una vacuna, su identificación podría hacer que ‘aparezca’ ICE – el servicio de inmigración federal—en sus puertas. Esto ha resultado que los trabajadores más vulnerables y de los cuales la sociedad depende más – los trabajadores rurales que cosechan la comida, la gente que limpia los aviones y los hoteles, los ayudantes de cocina, los que manejan las verdulerías en los supermercados por mencionar a algunos—no se hayan vacunado masivamente hasta la fecha. Todos tenemos que vacunarnos si vamos a estar a salvo del virus.
En el Brief Therapy Center™, nos gusta pensar en términos de sistemas más grandes así que cuando decimos todos, estamos pensando a nivel global. ¿Qué está pasando en América Latina y México? Las vacunas en muchos de estos países están llegando de China y Rusia porque NAFTA existe sobre todo para servir los intereses de Estados Unidos pero no es reciprocidad complete. La frontera con Canadá sigue cerrada por tiempo indeterminado porque los bienes circulan sin problemas pero las dosis de vacunas escasean: los habitantes allí están siendo vacunados a un ritmo mucho menor que en Estados Unidos donde hay excesos de AstraZeneca que podrían ser enviados a quienes lo necesitan. Es igual en México. En términos de equidad, parece estar inventándose una nueva clase de turismo: se viaja a Estados Unidos para ser vacunado. Tengo conocimiento de varias familias que han hecho viajar a sus seres queridos desde México a los estados del sur de Estados Unidos para vacunarse. Para ellos no es demasiado lejos dado que son nuestros vecinos y el país no está cerrado como Canadá. Pero ahora estoy oyendo historias de gente que está viajando desde Argentina y Paraguay para ponerse la vacuna, porque en esos países, dada la escasez, los habitantes apenas logran una sola dosis. Sí: es mejor que nada pero igual no hay dosis suficientes para que la mayoría de los habitantes puedan acceder por lo menos a una dosis. Además están yendo hacia el segundo invierno de la pandemia. Si volvemos a la pregunta de la equidad: ¿Qué está ocurriendo?
En Paraguay el gobierno prohibió la importación de vacunas por parte de entes privados diciendo que iba a ser tan cara que no todo el mundo iba a poder acceder a ella. Permitirán la importación una vez que sea lo suficientemente barata para que sea accesible a todos. Pero, hecha la ley, hecha la trampa y lo que está ocurriendo es que, el mismo segmento de la población que hubiera podido pagar la vacuna en su país, puede darse el lujo de pagar un pasaje de avión a Estados Unidos. Hay que tener visa para entrar, claro y además estar dispuesto a viajar en avión por muchas horas, pero la misma gente estará más resguardada contra el COVID pero gastando mucho más, porque puede.
En Turquía me cuentan que hay de hecho tres niveles de ciudadanos: los super ricos—que tienen contactos medio turbios con el gobierno—se vacunaron casi en cuanto la vacuna estuvo disponible. Los que son ricos nomás—y tienen visa—también están viajando a Estados Unidos y el resto… tendrán que esperar y van a morir del virus en índices mucho más altos, porque son pobres.
No puedo no pensar en el concepto de la equidad. Se ha hablado mucho sobre el tema y aquí otro ejemplo de cuán lejos estamos de alcanzarla.
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