Desde que comencé mis estudios en Psicología en Chile, la corriente sistémica es la que más sentido me hizo y hacia donde quise dirigir mi trabajo. Siempre he sentido que las terapias más tradicionales tienden a aislar a las personas y los problemas, tratándolos separadamente de su contexto. Por otro lado, la terapia familiar más tradicional, aunque incluía a la familia como parte del contexto a visualizar, no permitía trabajar si no estaba presente, ya sea por estar geográficamente separados, por divorcio o simplemente porque no todos querían ser parte de la terapia. Así es como llegué al modelo de Terapia Breve, donde se puede trabajar individualmente sin perder la dimensión interaccional de los problemas que surgen. Además, es un modelo eficiente, donde trabajaremos con lo que el cliente presenta en lugar de abrir puertas donde no hemos sido invitados.

Al llegar a Estados Unidos, decidí que quería especializarme en el Modelo de Terapia Breve nada más y nada menos que donde se originó, en Palo Alto. Así es como llegué a trabajar con Karin Schlanger, directora del Centro de Terapia Breve en 2016, no se entiende y cómo empecé un camino de formación que seguramente nunca terminará (¡y esa es la idea!)

Desde entonces, he realizado una formación intensiva de más de 2000 horas de sesiones grabadas y observadas a través del espejo, lo que da la posibilidad no solo de observarte para mejorar, sino también de trabajar colaborativamente con el equipo. De esta manera pude adquirir la experiencia necesaria que hoy me permite aplicar el modelo en diferentes escenarios.

Mi estilo es cercano, honesto y directo, por lo que seguramente haré muchas preguntas para llegar a entender a la persona y el problema de la mejor manera posible. Al trabajar juntos podemos enfocarnos en lo que molesta, incomoda o duele hoy para generar movimiento que nos permita hacer algo diferente y promover el cambio.